Moncada y Folch de Cardona, Francisco de. Marqués de Aytona (I). ?, p. m. s. XVI – Valencia, c. 1595. Virrey de Cataluña y de Valencia.
Francisco de Moncada era hijo de Juan de Moncada, barón de Serós, gran senescal y maestre racional de Cataluña y gran justicia del reino de Sicilia, y I conde de Aytona por merced de Carlos V fechada el 12 de septiembre de 1536. Su madre era Ana de Cardona, cuarta hija de Fernando Folch de Cardona y de Francisca Manrique de Lara, duques de Cardona, condes de Prades, marqueses de Pallars y vizcondes de Villamur.
Además de Francisco, el matrimonio tuvo a otro hijo, Mateo de Moncada Folch de Cardona que fue conde de Aosta y Aderno, además de gran senescal de Sicilia.
Casó con Lucrecia Galla, hija de Francisco Galla, maestre racional de Cataluña. Falleció la dama en 1594 dejando tres hijos: Gastón, que fue señor de la casa de Moncada, II marqués de Aytona, conde de Ossona, gran senescal de Cataluña, virrey de Cerdeña y consejero de Estado y Guerra; Francisco y Lucrecia.
Fue nombrado virrey y capitán general de Cataluña en 1580, tras la salida del prior Hernando de Toledo.
Ocupó el cargo brevemente, pues al año siguiente fue reemplazado por Carlos de Aragón, duque de Terranova.
Más exitosa fue, sin embargo, su designación como virrey y capitán general del reino de Valencia, que le alcanzó inmediatamente después de su salida de Barcelona. Sucedió al duque de Nájera, Pedro Manrique de Lara. En su nueva responsabilidad permaneció durante casi tres lustros.
Su virreinato está considerado uno de los de mayor relieve y fastuosidad, pues coincidió su llegada con una coyuntura de pleno desarrollo económico y cultural. Prueba del reconocimiento de su fidelidad y buenos servicios fue la concesión al conde del marquesado de Aytona. El 1 de octubre de 1585, Felipe II concedió a Francisco su nuevo título, pocos meses antes de su visita a Valencia. El Rey llegó a Villarreal el 16 de enero de 1586 siendo agasajado con una soberbia recepción.
Durante su gobierno el marqués de Aytona mantuvo una intensa labor legislativa, se preocupó de reforzar las defensas frente a la sempiterna amenaza pirata procedente del norte de África y prohibió el comercio inglés en Valencia en 1586. Su Corte fue, junto a la de los duques de Calabria, una de las más brillantes del momento, en la que destacaban las sesiones de la Academia de los Nocturnos, único parnaso literario del Siglo de Oro documentado.
Bibl.: J. Mateu Ibars, Los virreyes de Valencia. Fuentes para su estudio, Valencia, Ayuntamiento, 1963, págs. 163-172.
Santiago Martínez Hernández